Aquí una breve reseña de quizá, la tercera comunidad más poblada del Municipio, después de Zihuatanejo y Barrio Viejo, denominada EL COACOYUL. Respecto a su población, en las páginas del INEGI hay imprecisión, en algunas se dice que es la comunidad más poblada de las que no son cabeceras municipales del Estado, con una población cercana a los dieciocho mil habitantes, en otras, se le atribuye una cantidad mucho menor, pero eso es lo de menos, finalmente, los coacoyulenses son los que son y ahí están, orgullosos de su comunidad, que entre otras características, tiene el ser asiento de varios restaurantes donde se expenden platillos típicos de la Costa Grande, así el del Profe con su tradicional pozole, el de doña Celia, el de Romelia, el de Rodrigo y otros más que se establecido, todos ellos con buen sazón, además está en proceso la construcción del Museo del Coco, que vale la pena visitar y degustar en su restaurante ricos platillos y de una picante y sabrosa plática con Ana Alba.
El Coacoyul debe su nombre, quizá, a que en ese lugar existió abundancia de una palmera endémica de Michoacán, Guerrero, Nayarit, Jalisco y Oaxaca, a cuyo fruto se le conoce como coyol, coyul, cocoyul y coacoyul, se consume en su estado natural o en conserva a base de piloncillo o panocha y canela. En este lugar es tradicional el juego de El Cortés que se escenifica el día de muertos.
Ahora un poco de historia. De la Hacienda de El Coacoyul se tiene noticia, al menos, desde mediados del Siglo XVII y más claras referencias, ya en el Siglo XVIII, así, existen documentos, de los que tenemos copia, uno de ellos del año Mil Setecientos Sesenta y Cuatro, en el que se anota que a pedimento de Miguel Gerónimo de la Serna y Francisco Javier Solís, se denunciaron como realengas (tierras que dependían directamente del rey) ciertas tierras que se hallaban en el partido de Petatlán, jurisdicción de Zacatula, cuyos linderos eran al Oriente, el Río de San Jeronimito, al Poniente, el arroyo de Temalhuacán (Los Llanos), al Norte, el pie de la sierra y al Sur, las playas del Océano Pacífico.
El predio Ixtapa, con una extensión aproximada de 40 kilómetros de Oriente a Poniente y de 30 kilómetros en promedio de Norte a Sur, el 12 de julio de 1764 se adjudicó en remate al Sr. Phelipe Valdeolivar en trescientos setenta y cinco pesos, mismo que fue aprobado por la Audiencia Real de la Nueva España. Aquel inmueble recibió de origen el nombre Ixtapa, ya que lo cruza por el medio el río de ese nombre, que significa LUGAR DONDE ABUNDA LA SAL.
En el Siglo XIX aquel inmueble era propiedad de los descendientes del héroe de la Independencia, Juan José Galeana Valdeolivar. Una de esos descendientes, Juana Teresa Galeana, casó con el teniente coronel Vicente Amaro o García, con quien procreó una hija, Amalia García Galeana y en el año de 1843, fallecida doña Juana Teresa, el albacea de su sucesión, vendió a don Vicente Amaro una fracción del predio San José de Ixtapa, del que ella era copropietaria, porción que se identificó como Hacienda de El Coacoyul, con los siguientes linderos imprecisos: Al Poniente el paraje nombrado Agua de Correa, al Sur el mar hasta el Cerro de Solotepec (en nahua Xolotepec, “cerro del monstruo”, hoy Cerro del Guamilule), al Norte hasta el lindero Piedra Blanca y al Oriente con el Potrero de La Salina, hasta tierras del curato de San Bartholomé (Petatlán).
El coronel Vicente Amaro militó en el ejército de José María Morelos y formó parte de su cuerpo de élite, denominado Los Cincuenta Pares de Morelos, del que también fue integrante el Gral. Isidoro Montes de Oca.
En 1889, la Hacienda de El Coacoyul pasó, por herencia, de don Vicente Amaro a la propiedad de su hija Amalia García Galeana, ella casó con el Sr. Sabás Mosqueda, de Valle de Santiago, Gto., dedicado a la compraventa de ganado, ese matrimonio procreó un solo hijo, Jesús Mosqueda García, quien se dice, estudió ingeniería en la Universidad de La Sorbona en París y a la muerte de su madre, heredó aquella hacienda.
Amalia García falleció el año de 1900, don Sabás Mosqueda en 1930; ambos sepultados en la misma tumba en el panteón de El Coacoyul, la cual se dice, fue profanada en busca de alhajas con las que supuestamente la hacendada había sido sepultada, no hay noticias de que alguien haya encontrado joya alguna.
Cuando se dio el reparto agrario por el Presidente Cárdenas, con gran parte de la Hacienda de Jesús Mosqueda García, se formaron muchos ejidos, entre otros el de El Coacoyul, allá por el año 1936, cuyo primer presidente del Comisariado Ejidal fue el Sr. Benjamín Galeana Núñez, quien posteriormente se radicó en Melchor Ocampo, hoy Lázaro Cárdenas, Mich., donde llegó a ser presidente municipal. La Hacienda contaba con una casa de cierta magnitud, misma que al formarse el ejido, fue desvalijada y se perdió la oportunidad de tener ahí un atractivo turístico.
La formación del ejido de El Coacoyul, dotado de excelentes tierras de cultivo y con zona de humedales, provocó un incremento en la población de la comunidad, llegando habitantes de otros lugares, quienes vinieron a cultivar aquellas tierras con palmeras de coco y siembra de pastizales para criar ganado vacuno; algunos de aquellos avecindados llegaron con familia ya formada, otros ahí la formaron; así de Petatlán llegaron don Carlos Espino M., don Francisco González I., don José Ma. Serna, don Francisco Molina; de La Unión, doña Mariana Sotelo P., quien llegó a ser una prominente coprera y ganadera de la región, don José Martínez, don Ricardo Espino; de Atoyac, don Antonio Fierro, don Manuel Reséndiz y de Michoacán don Severiano Solís y don Felipe Solís. Doy una disculpa a quienes por mi ignorancia omito mencionar.
Regresemos a la historia. En el año de 1864, el insigne don Ignacio M. Altamirano, realizó un viaje de Colima a Acapulco y por el mes de marzo de ese año cruzó por esta zona y en el diario que al efecto escribió, narra lo siguiente:
“Día 26.- En Los Nuevos en la casa de Yaques, juez de ahí (Pueblo de los Nuevos Barrios de Tepeolulco, ese era el nombre que entonces tenía La Unión). Este Yaques es un hombre original, llegó al sur como vagabundo y se mantuvo en las temporadas contando cuentos. Después, en virtud de algunas diabluras allegó un pequeño capital con el cual y el juzgado de primera instancia se la va pasando. Está casado con una mulata muy guapa y muy liviana, según el decir.
“Día 27.- Salimos de Lagunilla y pasando por Pantla, Ixtapa, La Puerta de Ixtapa, Agua de Correa, llegamos al Coacoyul, hacienda de don Vicente Amaro en cuya casa fuimos cordialmente hospedados. Amaro es un viejo rico que vive debajo de las palmas como un patriarca bíblico. El buceo de perlas le ha dado mucho dinero. Tiene una hija ya de 20 años y bella, mucho más bella por su cuantiosa dote.
“Las sirvientas me recordaron a las criadas de los patriarcas de la Escritura. Una de ellas era una negra lindísima que llevaba en el cuello una soga de perlas y en las orejas grandes pendientes de oro.
“Cerca de Agua de Correa se aparta el camino para el puerto de Zihuatanejo, que está a tres cuartos de legua del camino. Los demás son tristes villorrios de pocas casas y pocos recursos”.
La vivencia antes narrada, inspiró a Altamirano a escribir su idilio “La Flor del Alba”, fechado en aquel año de 1864 y que es del siguiente texto:
Entonces, niña hechicera
de la choza en el umbral
asoma, que flor del alba
la gente ha dado en llamar.
El candor del cielo tiñe su
semblante virginal,
y la luz de la modestia
resplandece en su mirar.
Alta, gallarda y apenas
15 abriles contará.
De azabache es su cabello,
sus labios bermejos, más
que las flores del granado,
la púrpura y el coral;
si sonríen, blancas perlas
menudas hacen brillar.
El Coacoyul actual cuenta con jardines de niños, primarias, secundaria y colegio de bachilleres, además de un centro social ejidal, gimnasios, canchas deportivas, ahí se han formado excelentes futbolistas y en ese pueblo han nacido varios profesionales egresados de universidades de nuestro país; lejos están los días en que muchos adolescentes, hombres y mujeres, partían a estudiar desde primaria en los internados “Los Hijos del Ejército” en la Ciudad de México, algunos lograron estudios profesionales.
Por lo numeroso de su población, El Coacoyul bien merece mayor atención de nuestras autoridades de los tres órdenes de gobierno, ya que los servicios públicos, sobre todo el drenaje, dejan mucho que desear y la solución a este problema, que ya se está volviendo grave para la salud de sus habitantes, además de la intervención de los tres órdenes de gobierno, requiere de que sus habitantes participen en la solución del mismo, mediante el pago de sus contribuciones, que no sea casi sólo mi amigo el Lic. Eloy Bucio quien puntualmente cubra el impuesto predial y su consumo de agua, téngase presente que los servicios públicos de una comunidad dada deben cubrirse en alguna medida, por sus propios habitantes.
RODRIGO CAMPOS ABURTO
CRONISTA DEL MUNICIPIO DE ZIHUATANEJO DE AZUETA, GRO.
11 de agosto de 2021